En el cole organizaron un campamento y fui con todos mis amigos del salón. La tienda de campaña de los niños estaba a la par de la nuestra y estábamos platicando con ellos afuera de las casas. Ya era hora de irnos a la cama y, como estaba tan cansada, me quedé dormida de inmediato. Al día siguiente todos los chavos se estaban riendo de mí y no sabía por qué. Les pregunté a mis amigas la razón, y me dijeron que en la noche me eché el gas más largo y oloroso del mundo y me oyeron
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